domingo, 26 de julio de 2009

Capacidad de vivir

Si he percibido el silencio de esta mañana de domingo, sólo interrumpido por el canto de algunos pájaros, si he contemplado el cielo tan azul y si he observado el sol que se filtra por la ventana dando luz, colores y calorcito de invierno a su paso, si he respirado el aire, que entra en mí como un maravilloso regalo que recibo cada vez, y de todos modos me siguiera preguntando con tristeza dónde está Dios, es porque mis sentidos interiores entonces están dormidos, y han perdido la capacidad de "ver" lo que está más allá de todo, la esencia.
Cuando mi mente empieza a analizar y a clasificar, pierdo el sentido de lo que es la realidad, para habitar en el mundo de mi mente, que no es real, ya que está sólo allí, cargado de preconceptos y esquemas estructurados.
Me pierdo de la Vida, la plenitud, la alegría que está fuera y dentro mío, la paz que me rodea por dentro y por fuera.
El silencio de mis pensamientos y emociones es lo que me permite recuperar lo que es. Me permite despertar, y vivir simplemente. Es entonces cuando la pregunta cae, ya que Dios ES, y no hay parte en la que no se encuentre. Entonces sólo queda el agradecimiento, y el silencio...

lunes, 20 de julio de 2009

Día del Amigo

Jesús me ofrece su amistad incondicional, y podré disfrutarla si amo. El Amor es una corriente de ida y vuelta, y el amor a los amigos es el que más se parece al amor de Dios.
En el silencioso encuentro con Él, bebo de la fuente en la que se origina, y debo ser canal para que les llegue a todos, pasando por mí misma. Si Jesús me llama su amiga, y lo hace con los demás, entonces mis amigos son todos.

"No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre...
Lo que yo les mando es que se amen unos a otros" Jn15, 13-15; 17.


FELIZ DÍA DEL AMIGO A LOS QUE PASAN POR ACÁ!!

domingo, 12 de julio de 2009

Causa de felicidad

¡Qué libre respiro cuando logro soltar algunas cosas a las que suelo aferrarme! Y qué bueno saber que aunque las haya soltado, no las he perdido de todos modos, sino que están ahí, y son libres.
Cuando quiero atrapar, retener, todo se me escapa y me sobreviene la angustia.
La meditación me lleva a soltar, y simplemente ocurre, de golpe. Es como un clic, un despertar. Suelto y listo, así sin más.
Pero me tengo que mantener atenta, porque ese soltar a veces no es definitivo, ya que puedo volver a querer atrapar lo que solté, o simplemente aferrarme a otra cosa. Parece que el estar apegada me produjera una cierta seguridad, que no es tal porque está mezclada con el temor de perder lo que ato.
Sólo soltar me libera del temor, me da esa libertad que se respira, deja libre a lo que amarraba, y entonces todo se vuelve feliz.
Inclusive aquello que creo amar, sólo será amado por mi si es libre. Cuando me apego no estoy amando en realidad. Soltar produce en mí una felicidad serena, esa alegría que no me pueden quitar, porque no depende de nada ni de nadie.

domingo, 5 de julio de 2009

Tiempo de crecer para adentro

Algo extraño es lo que experimento en esto de haberse suspendido todas las actividades a causa de la epidemia de gripe.
Hay como un silencio mayor, una soledad, algo que por un lado me produce una emoción como de nostalgia y tristeza, y por otro me invita a entrar más hondo en mí misma, a habitar por más tiempo esos "lugares" interiores que en realidad son silencio y soledad en todo momento, pero que quedan más al descubierto ahora.
La meditación no se somete a ninguna suspensión, porque simplemente es, con epidemia o sin ella, con salud o enfermedad, constante como mi respiración. Y tampoco se afecta por las emociones, que son pasajeras y más periféricas.
Tiempo de crecer, tiempo de profundizar, de cavar más hondo, tiempo de percibir el amor de Dios con más atención, ya que su amor está presente en todo momento y circunstancia.
Todo es lo que es, y sólo hay que vivir cada instante tal como se presenta.