lunes, 26 de abril de 2010

Pensamientos tumultuosos

Ocurre a veces que los pensamientos se alborotan, y empieza la mente a dar razones y explicaciones hacia dentro y hacia afuera, y no podemos callar lo que está en ella, pero tampoco lo podemos expresar con serenidad, porque hay un tumulto en el interior, y las palabras salen desordenadas y enojadas, ¿Qué hacer entonces?
¿Podemos darle a nuestra mente la orden: Cállate, y así sin más se va a callar? ¿Podemos intentar la amabilidad, y decirle: ¿Te puedes callar, por favor? ¿Podemos dejar de escucharla?
Si en medio de la tormenta por un instante hay silencio, y eso es un verdadero logro en este estado de cosas, entonces podemos deslizar suavemente la atención hacia un lugar más profundo, en el centro, para descansar y recuperarse. Pero no siempre podemos estar en el centro mientras el parloteo de los pensamientos reclama la atención, porque tienen algo para decir, o porque simplemente están ahí.
A lo mejor la manera sea pedirles que hagan su reclamo en forma concisa y clara, y ponerles toda la atención. Cuando hayan dicho lo que tenían que decir, llevar ese manojo de cosas al centro, y en el silencio observarlos sin juicio, para resolver las cuestiones que plantean. Dios está allí, dando claridad y amando.
Los que meditamos no estamos libres de estos momentos de tormentas, y hay algo que aprender en ellas...Lo bueno es que son transitorias, y llegará la calma...

sábado, 24 de abril de 2010

Los demás

Cuando nos relacionamos con los demás, la mayor parte de las veces lo hacemos desde el plano de las ideas, conceptos, y palabras. Por eso en ocasiones nos percibimos como separados, casi desconocidos, y no podemos entenderlos, y tampoco nos entienden. La mayor parte de las veces estamos ocupados en tratar de demostrarles que tenemos razón.
Sería bueno que en esos momentos nos diéramos un toque de atención y permitiéramos que sea nuestro centro el que se relacione y busque al hermano desde lo profundo de cada uno.
Ver más allá de las palabras y las ideas. Se abriría entonces un mundo de amplitud inmensa, un paraíso de hermanos que caminan con nosotros y que nos acompañan, que van a nuestro lado siendo ellos mismos, ni más avanzados o maduros que nosotros, ni menos. Porque sólo Dios sabe acerca del misterio profundo de cada uno. Reverencia, respeto, y quitarnos las sandalias de los pies porque el interior del otro es lugar sagrado...

miércoles, 14 de abril de 2010

Fuego de Amor

Nos pasamos la vida buscando un amor que apague el fuego que hay en el interior. Nos conformamos por momentos con las personas que pasan a nuestro lado, creyendo que su amor colmará las ansias y que acabará la búsqueda, pero después comprobamos que el otro es uno que también busca, y que tiene las mismas deficiencias y carencias que nosotros tenemos. Ponemos el anhelo en las cosas materiales que compramos y disfrutamos y que nos entretienen, pero el fuego no se apaga con ellas.
Si en algún momento nos detenemos y hacemos silencio para mirar dentro nuestro, notaremos que en lo profundo, el fuego que arde no es enemigo y podemos dejar que nos queme.
Nos irá entonces purificando de los caminos erróneos, y podando todo aquel deseo de amor, toda esa sed, para que al fin se dirija hacia el Manantial que puede saciarla.
Allí no hay nadie más que Dios y yo, y termina la búsqueda porque en realidad no hay nada que buscar. Todo está allí desde siempre.
No sigamos andando por el lugar equivocado, y vayamos hacia el fuego que arde en el interior. No le tengamos miedo a ser quemados... No necesitaremos más nada cuando descubramos eso, y al encontrarnos con los demás les podremos anunciar la Buena Noticia con alegría, y amarlos sin buscar nada en ellos, porque ya lo tenemos Todo...

sábado, 3 de abril de 2010

La verdadera Pascua

En el camino de la meditación, van quedando atrás los pensamientos, razonamientos, dudas, protestas, rechazos, ensueños, todo va de a poco quedando lejos, porque por más tenaces que sean, el tiempo en silencio y quietud los va haciendo callar, como cansados.
Y cuando ellos enmudecen, lo cual da sensación de muerte, porque estábamos aferrados, se abre paso la realidad presente descorriendo el telón que la cubría. La realidad está hecha de Vida plena, Presencia, Amor, Dios.
Toda vez que dejamos de lado aquello que hace ruido en nosotros, y ¡cuántas veces nos vamos detrás de ese ruido que nos atrapa y entretiene!, toda vez que lo dejamos morir, hay muerte y a la vez resurrección. Ellas van unidas. Si no se muere no se puede resucitar...
Es como la Pascua: Paso, recorrido que pasa por la muerte, pero que acaba en la VIDA.
Y ¡qué FELICES PASCUAS serán si podemos experimentar esto en nuestras vidas!! Será verdadera Pascua porque dejaremos de ser espectadores para participar también...