Un auto pasó a toda velocidad por la calle en que vivo, calle de barrio. Un niño muy pequeño de pie en la vereda, sólo lo miró pasar, en silencio. La sabiduría del niño ni siquiera fue notada por el conductor del auto. Yo lo miré sonriendo, y seguí mi camino.
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2 comentarios:
Ver a un niño embelesado frente a lo que llamó su atención es un momento para atesorar, no me canso de admirar ese espectáculo...lo que me lleva a añorar la facilidad que ellos tienen para hacerlo, su inocencia el tesoro más grande!
Hermoso el instante que captaste.
Un beso.
Es verdad. El niño lo hace en forma natural, porque no hace los análisis que hacemos nosotros. su inocencia se basa en ver todo con ojos nuevos cada vez.
Un abrazo
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