Tener la razón y que los demás lo vean no es ningún triunfo. La verdad se abre paso por sí misma, siempre. Importa ser, y sólo siendo ya se tiene la razón.
Importa la honestidad y la transparencia, importa el amor.
Si por creer que uno tiene la razón, se distancia de otro, es preferible dejarla en suspenso. La razón al final es cuestión de la mente. El ser esencial no necesita de ella.
"Si al ir a presentar tu ofrenda ante el altar, recuerdas que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda, ve a reconciliarte con él, y entonces regresa a presentar la ofrenda"
sábado, 25 de octubre de 2008
lunes, 20 de octubre de 2008
La princesa
Hay un cuento que dice más o menos así. Una madre pobre, que vivía en un lugar con muchas carencias, crió a su hija, y le dijo siempre que ella era una princesa, y que cuando creciera, y la madre no estuviera con ella, fuera al palacio a buscar a su padre, el rey.
Así lo hizo la muchacha después de pasar por muchas privaciones y de sentirse despreciada y humillada tantas veces, y en efecto, encontró a su padre, que ciertamente era el rey, y tomó su lugar de princesa.
Eso nos pasa a todos, cuando dejamos la gloria para la que hemos sido creados, y nos olvidamos que nuestro Padre es el Rey.
Pasamos angustias, privaciones, nos desmerecemos y vivimos en medio del desprecio de los demás, o lo que es peor, de nosotros mismos, cediendo la gloria que hemos recibido como don.
Pero eso es sólo hasta que recordamos. Nuestra alma es una princesa.
Sólo tenemos que volver al hogar, dentro de nosotros, y buscar a nuestro Padre en su Palacio.
Así lo hizo la muchacha después de pasar por muchas privaciones y de sentirse despreciada y humillada tantas veces, y en efecto, encontró a su padre, que ciertamente era el rey, y tomó su lugar de princesa.
Eso nos pasa a todos, cuando dejamos la gloria para la que hemos sido creados, y nos olvidamos que nuestro Padre es el Rey.
Pasamos angustias, privaciones, nos desmerecemos y vivimos en medio del desprecio de los demás, o lo que es peor, de nosotros mismos, cediendo la gloria que hemos recibido como don.
Pero eso es sólo hasta que recordamos. Nuestra alma es una princesa.
Sólo tenemos que volver al hogar, dentro de nosotros, y buscar a nuestro Padre en su Palacio.
miércoles, 15 de octubre de 2008
Música para el alma
La música eleva mi alma. Me permite darle un descanso a mi mente, cuando está atiborrada. Los sentidos interiores se despiertan, y las melodías muchas veces quedan sonando dentro mío, música que suaviza las idas y venidas de mis sentidos exteriores.
Quedo absorta con una melodía, y pareciera que el tiempo se detiene allí.
Es un buen modo de devolverle a mi vida el momento presente, cuando se me escapa en mil consideraciones y huidas.
Quedo absorta con una melodía, y pareciera que el tiempo se detiene allí.
Es un buen modo de devolverle a mi vida el momento presente, cuando se me escapa en mil consideraciones y huidas.
viernes, 10 de octubre de 2008
Una gran crisis
La crisis es como un peldaño que se pone en mi camino.
Si pongo el pie en él, podré ascender, irme a un lugar más profundo.
Es un paso de fe. Porque en medio del desmoronamiento pareciera que no hay nada, y en medio de la aspereza hasta espiritual, hasta el silencio se puede volver amenazante.
Con miedo y desgano, me da la sensación de que todo se paraliza y que no hay salida.
La crisis parece devorarse todo, y seguramente ese todo, es justo el algo que no me deja pisar el peldaño, cuando lo que debiera hacer es justamente lo contrario.
Pero allá, más hondo, después de poner el pie a ciegas allí, hay una luz, una confianza, una esperanza.
Es una cuestión de fe.
Me animaré a hacerlo?....
Si pongo el pie en él, podré ascender, irme a un lugar más profundo.
Es un paso de fe. Porque en medio del desmoronamiento pareciera que no hay nada, y en medio de la aspereza hasta espiritual, hasta el silencio se puede volver amenazante.
Con miedo y desgano, me da la sensación de que todo se paraliza y que no hay salida.
La crisis parece devorarse todo, y seguramente ese todo, es justo el algo que no me deja pisar el peldaño, cuando lo que debiera hacer es justamente lo contrario.
Pero allá, más hondo, después de poner el pie a ciegas allí, hay una luz, una confianza, una esperanza.
Es una cuestión de fe.
Me animaré a hacerlo?....
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