La música eleva mi alma. Me permite darle un descanso a mi mente, cuando está atiborrada. Los sentidos interiores se despiertan, y las melodías muchas veces quedan sonando dentro mío, música que suaviza las idas y venidas de mis sentidos exteriores.
Quedo absorta con una melodía, y pareciera que el tiempo se detiene allí.
Es un buen modo de devolverle a mi vida el momento presente, cuando se me escapa en mil consideraciones y huidas.
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