"Yo soy la vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía".
Cortar, podar. ¡Y cómo duele la poda!
Pero con menos ramas y sarmientos, se puede ver con más claridad.
Sin frutos de Amor, hasta la meditación se vuelve estéril en quien la practica. Es como que se marchita. El corte y la poda me harán crecer seguramente, en lo que se espera de mí, que es el amor, ese Amor que gratuitamente reside en mi ser profundo, que no debiera encontrar en mí barreras para expresarse.
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4 comentarios:
Muy profundo y muy lindo, sin dudas la vida es tal cual tu parabola. Hay muchas veces que la poda es muy dolorosa y "sangra" mucho tiempo. Espero algún día comprender!
Felicitaciones por tu compromiso.
Daniel P
Gracias por tu comentario, Daniel. Y por visitar el blog.La meditación me va conduciendo, a vivir todo como se presenta, aunque en el momento me parezca doloroso,y aunque no lo comprenda.
Lo que hoy parece malo a mis ojos, y me hace llorar, puede resultar bueno con el correr del tiempo.
La poda me hace crecer, si la vivo con aceptación y esperanza, como hace crecer a los árboles.Crecer suele causar dolor.
Un abrazo.
Blanca: gracias por tu comentario a mi última entrada, es conmovedor y muy, muy profundo. Gracias amiga.
Un abrazo.
¡Qué lindo es comunicarnos a través de este medio!
Regina. Tu blog es de verdad hermoso, y me enriquece leerlo, me eleva.
Te mando un beso
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