Mi mente juega conmigo estos días, y me crea fantasmas, emociones, angustias innecesarias.
Sé muy bien que todo es falso, que yo no soy mis pensamientos ni mis emociones, pero no puedo evitar que me dominen por momentos.
Qué bueno es saber que todo es pasajero, y que así como esto vino se irá.
Y qué bueno recordar que en mi centro estas cosas no tienen poder, y que aunque no pueda estar allí más que por instantes, el "lugar" está intacto, y me espera siempre.
Me siento pacientemente a meditar, como en una espera confiada cada vez.
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