Ayer medité en medio de una tormenta, con unos rayos impresionantes que caían en el mar, y un ruido ensordecedor. Inmóvil, sentí algo así como que la tormenta pasaba a través de mí.
Y me dije: De nuevo los torbellinos de la vida, y sólo hay que quedarse sentados y respirar, sólo estar otra vez. Respiraba profundamente y entraba en mí el aire fresco con olor a lluvia. Un verdadero regalo. Mi corazón latía con serenidad en medio de toda la confusión.
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2 comentarios:
un momento de pelicula, no cabe duda, una poetica
;)
Hermoso de verdad. Poético y deslumbrante.
Cariños, B.
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