Este viernes Santo es diferente para mí.
Siempre he participado de las celebraciones o conmemoraciones de la Iglesia.
Pero hoy lo siento más interior que eso. Nos reuniremos a meditar en comunidad, y desde el silencio compartido viviré la experiencia.
En ese silencio, a lo mejor suenen más claras las últimas palabras que Jesús pronunció.
Al entrar en él, dejando de lado mis criterios y mis reflexiones, resonará más vibrante el grito clamoroso de Jesús desde la Cruz: "Padre. Por qué me has abandonado"
Y unido a ese "por qué" que Él pronunció, dejo todos los que están en mi interior, de tantas cosas que no entiendo pero que son.
Antes el Viernes Santo era triste para mí. Ahora es muy interior, y en lo profundo de mi ser, no hay lugar para la tristeza, que es un sentimiento más externo y pasajero.
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2 comentarios:
Me gustó eso de que la tristeza dio lugar al silencio interior.. Hoy cuando leía la pasión sentía la belleza que se nos había brindado a través de ese acto de amor! Un abrazo Matilde
Gracias, Matilde.
El silencio lo abarca todo, y sólo el silencio puede contener tanta cantidad y calidad de Amor.
Un abrazo
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