¡Qué complicado parece a veces todo!
Percibo que lo más tortuoso de mí es cuando pretendo dejar de ser la que soy, y ahogar los rasgos que no me gustan, quererlos aplastar, en lugar de asumirlos y trascenderlos.
Dios me ha hecho con todo lo que soy, y ama su Obra en mí, aun a pesar de mis imperfecciones y mi debilidad.
La meditación me conduce hacia quien soy en verdad, y en el centro, mi verdadero yo está en la presencia de Dios y descansa, ajeno a mis maquinaciones y mis delirios por quedar bien hasta conmigo misma.
Una gran amiga me dijo hoy algo muy lindo: "Estamos destinados a amar".
Esa es la Obra de Dios, y somos colaboradores suyos en la medida en que amamos y nos dejamos amar.
Tan simple pero no tan fácil, así como es la meditación en sí...
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2 comentarios:
Es verdad lo que expresás acerca de la simplicidad de la meditación y las dificultades que tenemos a pesar de esa simpleza. El ego todo lo complica y aún para eso también encuentra justificación...pero lo sabemos y lo aceptamos, asumirlo es la única manera de superarlo...una y otra vez.
Seguimos compartiendo y gracias por tus visitas.
Un beso.
El ego tiene siempre explicaciones para todo. Lo que decís de aceptarlo y asumirlo es real. Si lo rechazo se fortalece.
Sólo en la aceptación vendrá el poder trascenderlo, para ir al encuentro del verdadero yo que está en mi centro.
Gracias por el comentario y te mando un beso.
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