sábado, 29 de noviembre de 2008

Trabajo de grupo

Nos separamos en grupos, en el parque.
Teníamos que elaborar un tema, y exponer a los demás grupos las conclusiones.
Una mariposa con colores fuera de lo habitual se posó cerca nuestro, y estuvo mucho tiempo allí.
Nos detuvimos a contemplarla, absortos.
Se acabó el tiempo de la reflexión, y no teníamos nada para compartir acerca del tema que nos habían asignado.
Cuando intentábamos elaborar alguna conclusión, una de las compañeras dijo: "¡Pero vimos una mariposa!!"
Ya en mi casa, sigue resonando en mis oídos la misma frase.
¿No habíamos hecho nada? Sí. Habíamos visto una mariposa, y mis sentidos habían quedado fascinados con su belleza.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Camino espiritual

La búsqueda de Dios, que ha sido mi camino desde hace tantos años, me condujo por variadas sendas, y diferentes maestros se cruzaron por mi vida.
Fui construyendo en mi mente imágenes de Dios, porque necesitaba tenerlas, y las he adorado como si ellas hubieran sido Dios.
En el ir y venir de las cosas me encontré con alguien que me mostró la meditación como camino, y lo empece a recorrer.
Esperaba encontrar a Dios de una vez por todas. Pero veo que soy conducida primero a mí misma, a mi auto conocimiento. La pregunta cambió, y en lugar de ser: ¿Quién eres, Dios?, pasó a ser: ¿Quién es la que busca a Dios?
Y en busca de mi verdad, en el silencio, me topé con los demás. ¿Quiénes son ellos?
El "dios" que había ido imaginando se esfumó, y quedé a la intemperie, sin esas seguridades tan placenteras, sin esas imágenes tan cómodas.
Todo se fue. Poco a poco se van yendo también los otros, y yo misma me retiro. Entonces no queda nada.
Pero desde el silencio más profundo, desde ese vacío impenetrable, desde esa nada que me asusta, es de donde surge la fuerza de un amor que no es mío, y que está en mí, amando y amándome.
A la luz de esa fuerza del Amor, voy descubriendo que no se trata de buscar, sino de ser. Y que Dios, los demás, yo, somos una unidad. No tengo que buscar. Somos uno en realidad.
No es que se van. Sino que los voy reconociendo de otro modo. Será que empiezo a ver todo como es en realidad? Y percibo sin embargo que cuando crea que sí, todo se volverá a desmoronar, porque mi percepción será siempre limitada.
Entonces, como San Juan de la Cruz y otros que buscaron, queda decir que el camino no es ningún camino, y que todo está a mi alcance, porque como la vida, todo me ha sido regalado como don, gratuitamente.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Después de la tormenta

El camino hacia la realidad es tortuoso, y puede ser doloroso también.
Las tormentas y las crisis, que parecen muchas veces oscurecer la senda, se transforman sin embargo en atajos, porque cortan, rompen de golpe aquello que debe ser roto, quitan lo que debe ser quitado.
Pasado el estruendo, en el que se derrumban las seguridades que uno construyó con dedicación, cuando se deposita todo el polvo que produjo la caída, y los escombros van siendo quitados con esfuerzo, allá donde parece que no habrá quedado nada, uno encuentra todo.
De la oscuridad más tenebrosa surge una luz, y lo que pareció desamor, deja al descubierto el AMOR incondicional, el que sana, trasciende, cubre, absolutamente todo con su manto de misericordia.
Respirar hondo y estar, una vez más, presente, aunque las lágrimas broten sin poder frenarlas.
Y con el tiempo, la tristeza se transforma en paz.
Después de las tormentas los árboles se ven más hermosos.