lunes, 11 de febrero de 2008

Equilibrio

De cada tropiezo que tengo, voy aprendiendo algo, sobre todo de mi misma.
Entonces no hay situaciones malas, porque son peldaños para crecer.
Atravesar la vida con equilibrio, aceptando todo lo que en ella me ocurre, sin alegrarme excesivamente con los éxitos ni amargarme exageradamente por los fracasos.
Al meditar, la mente quieta no juzga, y va aprendiendo a no hacerlo en la vida.
Meditar me conduce a ese estado en el que todo es bueno, o mejor dicho, en el que todo es, simplemente.
Entonces puedo percibir a Dios, el que Es, dentro y fuera de mí.
Porque al abandonar las resistencias Él se hace presente con su Amor y su Luz.

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