lunes, 12 de noviembre de 2007

Vivencia de atardecer

Ayer visité a mi hermana recién operada. Estuve un rato junto a ella, y cuando fui al comedor de su departamento, algo me llamó la atención en el balcón.
Salí para ver qué había, y me quedé inmóvil mirando, admirando el cielo oscuro de ese atardecer, los edificios lejanos con las luces de las ventanas ya encendidas, y de nuevo el inmenso cielo.
Había una Presencia allí, y mi espíritu, extasiado con el silencio y la quietud de ese momento, maravillado y desbordado de amor...Fue como contemplar la eternidad.
Regresé con mi hermana y le hablé de la meditación, y le enseñé.
Me dije que por un momento como el vivido, vale la pena este camino, tantas veces cargado de aridez, de nada.
Y llevo ese instante guardado dentro de mí...

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