martes, 29 de enero de 2008

Inclemencias

Estos días son ventosos y frescos. En la playa cuesta quedarse a causa del viento. De mañana temprano, he meditado igual, en medio de la inestabilidad que me circundaba, y pude estar en armonía con tanto movimiento de arena, con tanto ruido de viento en los oídos y de mar embravecido. Lo bueno de la meditación es que no depende de nada. Se lleva a todas partes, no ocupa lugar, está al alcance, y no necesita de buen tiempo o de buena disposición, porque la esencia es hacerlo igual.
Sólo necesita que yo esté, y soporta todas las inclemencias exteriores e interiores.

2 comentarios:

JustThis dijo...

la meditacion es portatil!
;)

Blanca dijo...

Y por ser portatil es que se la tiene a mano siempre.
¡Qué bueno! No?